La priorización de objetivos es una ciencia en los negocios. Nuestra habilidad para priorizar y de esa forma invertir el tiempo y los recursos en las actividades más adecuadas, tendrá un profundo impacto en nuestro rendimiento profesional y en el de nuestra empresa.
Así como existen las jerarquías de profesionales que se organizan para distribuir roles y poderes, las empresas tienen una jerarquía de prioridades y propósitos… al menos en teoría. Esta jerarquía es útil para saber qué proyectos dentro de nuestro negocio requieren más atención y cuáles menos.
Sin una priorización de objetivos eficiente, tu proyecto está condenado a ir de un lado a otro y hacia todas las direcciones con la correspondiente perdida de tiempo y, por supuesto, con el alto riesgo de fracaso que eso conlleva. Todos conocemos a más de un profesional y a más de una empresa haciendo esto. Muchas veces no se trata de no tener los recursos necesarios para lograr resultados, sino no reconocer dónde hacerlo.
En este artículo vamos a explorar este reto empresarial y algunas recomendaciones para mejorar tus habilidades de priorización de objetivos.
Muchas empresas tienen la capacidad de abordar con gran efectividad ambiciosos proyectos. Tienen el know-how, el dinero, los profesionales y la infraestructuras necesarios para materializar lo que planean. Sin embargo, dentro de este cosmos de organizaciones, un elevado número no consigue los resultados esperados. De hecho, sus proyectos se quedan a medias o son completados mucho después de lo originalmente planificado.
Al final, cuando empiezan a analizar qué ha salido mal, culpan a su capacidad de producción. Piensan que carecían de los recursos técnicos y financieros para lograr lo que fuese que deseaban. Sin embargo, en una cantidad notable de casos no se trata de capacidad, sino de claridad.
Para el éxito empresarial, la claridad de las prioridades es esencial. Aquellos que triunfan en medio de la confusión y la falta de claridad han sido «bendecidos» por el azar, pero conozco muy pocos. Dar tumbos y salir vencedores puede ser considerado producto de la suerte. Y cuando se trata de invertir una cantidad considerable de recursos, no vale la pena dejar las cosas al azar.
Por ello, es de enorme importancia estratégica aclarar todo lo posible la dirección en la cual nuestro proyecto se mueve. Una gran parte de esto es priorizar con efectividad.
Para la priorización de objetivo, debemos contar con una metodología. Pero realmente la metodología exacta a implementar no importa tanto; lo que de verdad importa es la disciplina con la que la utilicemos.
Muchas personas, por ejemplo, utilizan la Matriz de Eisenhower para obtener una mayor claridad al categorizar todas las tareas dentro de su empresa. Un sistema similar es el de Stephen Covey, autor de Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva. Todos estos sistemas proponen métodos que nos permiten organizar y planificar según niveles de urgencia e impacto favorable.
Si investigamos un poco, conseguiremos un sinfín de técnicas y metodologías altamente técnicas para priorizar objetivos… pero eso es irrelevante si al final del día no hemos hecho uso del sistema. Nos tenemos que comprometer a ser rigurosos y eso requiere mucha disciplina.
Además, sea cual sea la metodología, se trata de un proceso constante y recurrente. Nuevas variantes dentro del proyecto van a surgir casi a diario y esas tareas deben entrar en el cálculo.
Sorprende pensar que muchos profesionales no se detienen a contrastar su lista de tareas con su lista de objetivos. Muchas organizaciones inclusive operan con estas dos listas casi en completa desconexión.
Debemos garantizar que trabajamos con ambos sistemas en paralelo; que nuestras metas son coherentes con las prioridades que establecemos. ¿Y cómo podríamos establecer prioridades con efectividad cuando no tenemos muy presente a dónde queremos llegar con estos esfuerzos?
La toma de decisiones dentro de la priorización de objetivos es dura. Algunas empresas sufren más incertidumbre que otras. ¿Cómo saber si estamos priorizando acertadamente? La respuesta sin duda muchas veces nos resulta insatisfactoria dado que no lo sabremos hasta que ejecutemos. Sin embargo, hay que intentar aumentar nuestras posibilidades de éxito.
Tenemos que hacer una auditoría completa de nuestras actividades y estrategia. Y te proponemos que utilices dos preguntas con cada tarea que te tropieces: ¿Esto beneficia mi negocio y mi producto? ¿Esto influencia el crecimiento del proyecto?
Cuanto más fácil y rápido puedas decir “Sí”, mejores posibilidades de éxito vas a tener. Si dudas, quizás es mejor dejar esa tarea para después, ya que es muy probable que de 10 tareas que completes para tu empresa, solo una o dos realmente tengan un impacto positivo notable.
Luego tenemos el otro extremo: la perfección. La perfección es la enemiga del progreso. No hay una empresa en crecimiento que, al mismo tiempo, esté obsesionada con la perfección. Los gerentes y directores que buscan este estado tan subjetivo dentro de sus actividades profesionales están condenados a hundir el proyecto.
Y nada peor para la priorización de objetivos que la perfección. Este es un peligroso velo que no te permité ver la dirección más favorable para tu empresa… aunque estés seguro que lo ves todo con claridad.
Para los perfeccionistas, el éxito está garantizado cuando finalmente consigan esa versión de su producto, servicio, mensaje de marketing, características, etc. La cuestión es que la perfección es un estado relativo. La visión del jefe rara vez es la misma que la del mercado, lo que hace que todos esos recursos invertidos en alcanzar esa perfección tal relativa se pierden sin ninguna ganancia considerable.
Este estado mental es un grave problema profesional que acaba con proyecto tras proyecto.
En Meetwork nos encontramos cientos de veces con proyectos estupendos pero las personas que tienen que ejecutarlos no se sienten capacitadas y enmascaran esa inseguridad con ideas como “aún tengo que hacer otro master” o “aún tengo que terminar tal curso”, pero en realidad desde fuera se ve claramente que quieren que salga todo perfecto. Pero la perfección que visualizan en sus mentes simplemente no existe. Solo falta nada más y nada menos que tener la valentía de ejecutarlo y eso solo es propiedad de las personas emprendedoras, que afrontan retos cada día, con la certeza de que nada es perfecto pero que con buen trabajo, constancia y rodeandose de las personas adecuadas todo va a salir bien.
Es difícil priorizar objetivos efectivamente cuando le decimos que sí a todo. Esto es especialmente cierto para profesionales y proyectos pequeños que, en la misión de crecer, no dicen que no a ninguna oportunidad que aparece.
La priorización de objetivos requiere que tengamos la capacidad de decir que no. Esto nos permitirá evitar la sobrecarga de nuestras organizaciones y equipos, teniendo la libertad de planificar según lo que nosotros consideramos nuestra propia jerarquía de prioridades y propósitos.
Valora los proyectos que entran en tu órbita y aprende a decir que no si detectas que:
Al mismo tiempo, recuerda que trabajar tus relaciones o redes de contacto profesionales, no es una perdida de tiempo, por el contrario, es parte de tu proyecto. Sin mejorar tus proveedores o aumentar tus compradores o divulgadores de marca no llegarás a ningún puerto.
Elegir un sistema de networking como Meetworking para aumentar tus relaciones de confianza con método, es fundamental. Sin duda alguna ampliar tu red de contactos de calidad en función de tus objetivos debe de estar entre tus máximas prioridades.
La priorización de objetivos es un proceso de vital importancia con una vida útil ilimitada. No sirve de nada escribir nuestras prioridades en un papel y guardarlo para futura referencia. Al contrario, se trata de un documento vivo que no nos puede abandonar en ningún momento, un documento que cambia día a día y semana a semana.
Cuando logramos convertir este proceso en hábito, lo que estamos haciendo es ayudarnos a tener una mejor visión del camino. Tenemos una mayor confianza en los esfuerzos que estamos haciendo. Nos sentimos más seguros de el tiempo y el dinero que invertimos en determinada actividad. Finalmente, mejoramos nuestras posibilidades de un resultado positivo.
Como todo en el mundo profesional, existe un elemento de incertidumbre y sorpresa. No existe una priorización de objetivos infalible, ya que la vida suele suceder y las circunstancias cambian.
La vida es cambio y adaptación y nuestros proyectos también cambian y se adaptan a las nuevas situaciones en un mundo en constante evolución. Dicho esto, está claro que el proceso debe aplicarse con disciplina y contar siempre con la habilidad de adaptarnos. Observa, acepta, aprende, corrige y nunca te olvides de sonreír. Si estás en este camino, seguro tu objetivo está muy próximo a ti.
